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Se están produciendo novedades interesantes en el mundo del embalaje. Es una convergencia de factores como el cambio en el comportamiento de los consumidores, las nuevas regulaciones, el avance de la tecnología y una mejor gestión de datos lo que está dando a los envases activos, inteligentes y conectados, también conocidos como "envases inteligentes", su momento de brillar.
El embalaje inteligente abarca varias tecnologías que a primera vista podrían parecer no relacionadas. Sin embargo, cuando analizamos sus aplicaciones prácticas en industrias como las de bienes de consumo envasados, bienes de consumo de rápido movimiento, alimentos y bebidas y productos farmacéuticos, surge un hilo común. El embalaje inteligente aprovecha el propio paquete para conectar, registrar, comunicar y agregar valor a lo largo de toda la cadena de suministro, yendo más allá de su función principal de entregar un producto a los consumidores.
Echemos un vistazo a algunos ejemplos del mundo real de envases inteligentes. Piense en los sensores en las cajas de cartón que cambian de color para señalar el deterioro de la leche o en los envases antimicrobianos de empresas como Aptar, extendiendo la vida útil de los productos. En el sector farmacéutico, el embalaje inteligente garantiza que los medicamentos sensibles a la temperatura, como los productos biológicos, permanezcan dentro del rango de temperatura requerido durante el transporte para mantener su eficacia.
Ahora, cuando se trata de envases conectados, los productos equipados con transmisores de radio RFID o NFC pueden interactuar directamente con los consumidores a través de teléfonos inteligentes. Ya no es una vía de comunicación de sentido único; las marcas pueden recopilar datos valiosos de las interacciones de los consumidores para obtener información sobre el comportamiento y ajustar sus ofertas en consecuencia. Incluso el humilde código QR, después de un comienzo difícil, está regresando gracias a los esfuerzos de estandarización de organizaciones como GS1. Estos códigos datamatrix 2D proporcionan una gran cantidad de datos y ofrecen una utilidad versátil para los consumidores.
Un avance interesante en Europa, conocido como HolyGrail 2.0, implica marcas de agua digitales impresas discretamente en los envases, que llevan un pasaporte digital que contiene información sobre el producto y la composición del paquete. Las instalaciones de recuperación de materiales pueden escanear estas marcas de agua digitales para identificar instantáneamente los materiales utilizados en los envases desechados, mejorando la eficiencia de clasificación y reciclaje.
Claramente, el mundo del embalaje inteligente es diverso y dinámico, con infinitas posibilidades para mejorar las experiencias del consumidor y la eficiencia de la cadena de suministro.
A la vanguardia de los debates en el panorama de los envases inteligentes se encuentran dos obstáculos importantes: educar a los consumidores sobre cómo utilizar los envases inteligentes y ayudar a las marcas y a los minoristas a gestionar y aprovechar de forma eficaz los datos que recopilan de ellos. Estos desafíos han sido un foco de atención en los últimos tiempos y son cruciales para el crecimiento de la industria.
La educación del consumidor es una prioridad absoluta. Muchos consumidores aún no están familiarizados con cómo aprovechar al máximo los envases inteligentes. Las marcas y los minoristas deben cerrar esta brecha de conocimiento para garantizar que los consumidores puedan aprovechar plenamente los beneficios. Este esfuerzo educativo es esencial para desbloquear plenamente el potencial de los envases inteligentes.
Por otro lado, las marcas y los minoristas están lidiando con las enormes cantidades de datos generados por los envases inteligentes. A menudo, se sienten abrumados por el gran volumen de datos, sin saber cómo darles un buen uso. Es una situación que podríamos describir como "parálisis de datos". En lugar de una escasez de datos, se enfrentan a un exceso que puede resultar complicado de gestionar y compartir de forma eficaz.
Sin embargo, la experiencia necesaria para abordar estos desafíos ya existe. Empresas como Appetite Creative, que se centran en mejorar las experiencias del consumidor a través de envases conectados, están dando grandes pasos. Recopilan numerosos datos sobre el comportamiento del consumidor a través de interacciones con los paquetes y establecen circuitos de retroalimentación con las marcas. Si bien es cierto que es posible que las marcas aún no utilicen plenamente estos datos, existe una tendencia positiva hacia la mejora.
Jenny Stanly de Appetite Creative cree que la presión para utilizar estos datos está aumentando, en parte debido a los requisitos legislativos y una cultura corporativa cambiante que enfatiza los datos y su gestión. Romper los silos de datos y fomentar un intercambio de datos más sencillo dentro de las organizaciones será el aspecto más desafiante.
Es importante tener en cuenta que Europa está por delante de Estados Unidos en lo que respecta a las presiones legislativas relacionadas con el uso y la propiedad de los datos empaquetados. Por ejemplo, la Ley de Seguridad de la Cadena de Suministro de Medicamentos (DSCSA) en Estados Unidos ha enfrentado retrasos en sus hitos de cumplimiento, con una extensión hasta 2024 para su plena aplicación. En cambio, Europa ha sido más proactiva a la hora de regular estos aspectos.
En resumen, los desafíos de la gestión de datos y la educación del consumidor son fundamentales para el avance del embalaje inteligente. Si bien estos obstáculos son importantes, existe una creciente conciencia de su importancia y un cambio positivo para abordarlos de manera efectiva.
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